lunes, 4 de febrero de 2019

Lunes, 4 de febrero

Compré el libro de buena fe: qué decepción. Se cree que en vez de escritor sigue siendo un periodista, con sus flores de un día, superficiales, para mantener a todo el mundo contento.

No recuerdo ya cuantas veces he vuelto y he regresado a un cerro de Lima poblado de Rastas muertas y relojes. Subía y bajaba según podía y llegaba a leer, con la vez rota, un poema, ante la indiferencia general, y mi mano señalaba a una estrella calcinada, mientras los poetas del lugar seguían declamando contra la burguesía y objetos, a los que me abrazaba,  me impedía la huida y llegarme hasta donde Carmina y Madelaine me llevaban ventaja. Así, desde las 02:30 de la madrugada, mientras el zapatense no dejaban de soltar carcajadas y el aire helado entraba por las ventanas corredizas que desde anoche no he podido cerrar, después de la gran limpieza a la que he sometido, ayer tarde, a mi habitación.